Mirando el blog de Anaís, me encontré con una silla parecida a una que heredé de mi querido suegro, un inmigrante italiano, de cuerpo grande y corazón inmenso.
Esta silla está en mi taller, un poco averiada, por el paso de los años, pero ese para mí, es su encanto.
Me lo imagino balanceándose en ella, en esas tardes calientes de Cartagena de Indias, atendiendo su almacen.
Mis hijos la tenían para jugar en ella, dando vueltas y vueltas..
Esta silla está en mi taller, un poco averiada, por el paso de los años, pero ese para mí, es su encanto.
Me lo imagino balanceándose en ella, en esas tardes calientes de Cartagena de Indias, atendiendo su almacen.
Mis hijos la tenían para jugar en ella, dando vueltas y vueltas..
Que lindo recuerdo de tu suegro Doris!!! es un hermoso ejemplar, una antiguedad, cuidala y conservala, su valor afectivo no tiene precio, besos desde Buenos Aires Zulma.
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